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IDENTIDADE GALEGA

Unha alternativa o "rescate" publico de Bankia.

A alternativa que propon a I.J.M. non é teorica, os daneses o fixeron con algun banco e o estado danes (os cidadans daneses) non puso un euro.

Desde Idega estamos dacordo pero consideramos pouco o nada posible aqui a alternativa "ball-in" que propoñen os liberais de I. Juan de Marian por algo sinxelo.

Os deudores de Bankia, que teñene deuda privada de Bankia non atenden o perfil de "xubilado estafado con preferentes polo director da sucursal da caixa", en moitos casos son bancos e financieras extranxeiras, solventes e poderosas.

Este perfil de inversor ten os medios materiais e tecnicos para pedir responsabilidades os xerentes de Bankia polas perdidas, responsabilidades reais, ante tribunais con efectos non so economicos senon penais, algun directivo poderia acabar na cadea...

E estes directivos que destruiron as caixas foron postos e son parte do poder politico que deberia por en marcha a alternativa "ball-in", que non pediran responsabilidade os seus porque son os mesmos.....

Nun pais mais o menos civilizado pode aplicarse a alternativa "ball.in", nun paisiño de listos como España seria positiva pero dificil de aplicar.

Velaiqui como funcionaria tecnicamente.

29/05/2012

Bankia podría ser recapitalizada sin que el Estado aporte un solo euro

Existe una alternativa a la quiebra desordenada de BFA-Bankia que no pasa por su nacionalización y recapitalización pública: convertir sus pasivos a más largo plazo y de mayor riesgo en fondos propios de la entidad.
El Gobierno español ha decidido inyectar alrededor de 23.500 millones de euros en BFA-Bankia para rescatar a la entidad. Desde luego, en el actual sistema monetario, las consecuencias de dejar quebrar un banco de la magnitud de BFA-Bankia podrían ser devastadoras para la economía, no sólo española sino también europea. Sin embargo, la solución adoptada por el Ejecutivo del Partido Popular no sólo plantea dudas muy importantes en cuanto a su justicia (privatiza beneficios y socializa pérdidas) sino también en cuanto a su adecuación para hacer frente a la crítica situación en la que se encuentra la economía española. Es verdad que existen bancos demasiado grandes para quebrar, pero también lo es que existen bancos demasiado grandes para ser rescatados. De ahí que resulte imprescindible explorar todas las alternativas antes de tomar lo que probablemente sería una decisión muy equivocada.

La solución del Gobierno del PP consiste en transformar parte de la deuda privada de Bankia en deuda pública de todos los contribuyentes. Con tal de evitar una restructuración de los pasivos de BFA-Bankia, el Tesoro piensa emitir deuda pública con la que recapitalizar a la entidad.

Las deficiencias de este enfoque son varias: por un lado, las pérdidas de unos pocos inversores privados se trasladan a los hombros de todos los contribuyentes; por otro, el Estado español debe acudir al mercado de deuda a captar un volumen de capital que equivale a la mitad de todo el ajuste presupuestario para este año. Dejando de lado que esta provisión de fondos públicos para BFA-Bankia podría terminar computando como déficit según los criterios de Eurostat y, por tanto, empañaría cualquier intento de reducción de los números rojos para el corriente ejercicio, lo que resulta evidente es que si el conjunto de la economía española adolece de un problema de exceso de deuda, la solución al mismo al mismo no vendrá de un todavía mayor endeudamiento publico.

En realidad, existe una alternativa para recapitalizar BFA-Bankia sin que los contribuyentes aporten un solo euro y sin que se socave la credibilidad de las finanzas públicas: convertir algunos pasivos de Bankia en fondos propios de la entidad. O, como han explicado diversos economistas del FMI recientemente, se trataría de sustituir la recapitalización estatal (bail-out) por la recapitalización interna de la entidad (bail-in)[1].

Las ventajas de una conversión forzosa de deuda en acciones son muy superiores a las de una recapitalización pública. En primer lugar, las pérdidas se concentran en aquellos stakeholders con una mayor responsabilidad y vinculación con el banco (los acreedores en lugar de los contribuyentes). En segundo lugar, la economía española sanea la situación de su banca reduciendo su endeudamiento agregado y no incrementándolo. En tercer lugar, las maltrechas finanzas del Estado no sufrirán un golpe adicional y acaso definitivo. Por último, BFA-Bankia continuaría en manos privadas –las de los nuevos propietarios, esto es, las de los antiguos acreedores–, evitando así su nacionalización y una deficiente y politizada gestión pública.

Después de reducir a cero el valor de la actual serie de acciones ordinarias de BFA-Bankia, los 23.500 millones de euros que pretende inyectar en total el Gobierno a la entidad podrían aflorar, por ejemplo, a través de la capitalización de la siguiente deuda privada de BFA-Bankia:

  • El 100% de los 15.000 millones de euros en pasivos subordinados.
  • El 30% de los alrededor de 21.500 millones de euros en bonos que vencen entre 2017 y 2050.
  • El 10% de los cerca de 19.000 millones de euros en bonos que vencen entre 2014 y 2017.

Por supuesto, no sólo otros tipos de canje de deuda por acciones son posibles, sino que además sería deseable que se jerarquizaran los niveles de conversión según las garantías otorgadas a cada uno de los títulos de deuda (de modo que a la deuda preferente no garantizada se le aplicaran unos haircuts más altos que a la garantizada). En todo caso, los parámetros que deberían delimitar la magnitud del canje son el nivel de riesgo asumido y el plazo al que se ha prestado a la entidad; con los aquí propuestos, simplemente pretendemos ilustrar que esta recapitalización privada de deuda es completamente factible.

En definitiva, existen otras alternativas a la quiebra desordenada de BFA-Bankia que no pasan por su nacionalización y recapitalización pública. Urge que el Gobierno las considere todas antes de tomar la precipitada e imprudente decisión de comprometer todavía más la solvencia del Reino de España y el futuro financiero de sus contribuyentes, muy en especial en una coyuntura tan crítica como la actual en la que cualquier paso en falso puede ser el último.

 

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